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El futuro de la industria del petróleo y gas de México: 7 tendencias a seguir

La industria de hidrocarburos en México atraviesa una etapa crítica marcada por desafíos estructurales, cambios regulatorios y presiones globales hacia la transición energética. Aunque Pemex y el gobierno federal mantienen ambiciosas metas de producción y autosuficiencia, datos recientes revelan contradicciones entre los objetivos planteados y la realidad operativa.

Analizamos las siete tendencias que definirán el rumbo del sector en los próximos años, respaldadas por proyecciones oficiales, estudios técnicos y análisis económicos recientes.

1. Caída en la producción petrolera y desafíos en reservas

La producción de crudo en México enfrenta un declive histórico. Según Banamex, para 2025 se proyecta un promedio de 1.5 millones de barriles diarios (mbd), nivel comparable al registrado en 1979. Aunque el “Plan de Trabajo 2025-2030” de Pemex busca elevar esta cifra a 1.8 mbd, factores como el agotamiento de campos maduros (Cantarell, Ku-Maloob-Zaap) y la insuficiente inversión en exploración complican este objetivo.

Tabla 1: Producción petrolera comparativa (2024-2025)

Indicador 2024 2025 (Proyección)
Producción crudo (mbd) 1.56 1.5–1.8
Producción gas (mpcd) 4,586 5,000
Reservas 3P (mmbpce/año) 1,877 1,900*

Estimado basado en metas de incorporación anual.

2. Dependencia creciente de campos no descubiertos

Uno de los datos más alarmantes proviene de la SENER: 67% de la producción petrolera esperada para 2025 provendría de campos aún no descubiertos. Este optimismo se refleja en planes como el desarrollo del proyecto Golfo de México B y el campo Lakach, cuya producción de gas iniciaría en 2024 y la de crudo en 2027. Sin embargo, expertos critican la falta de transparencia en la metodología para estimar reservas potenciales.

3. Inversión y modernización de infraestructura

El sector requiere $1.6 billones de pesos en perforaciones y reparaciones mayores para 2030, pero enfrenta un déficit crónico. En 2024, solo el 43% de la capacidad de refinación se utilizó, y proyectos emblemáticos como la refinería Olmeca siguen absorbiendo recursos sin aportar resultados tangibles.

Principales áreas de inversión (2025-2030):

  • Exploración: $220 mil millones de pesos.
  • Gas natural: $238 mil millones de pesos.
  • Digitalización: Crecimiento anual del 9.5% en tecnologías IoT y plataformas low-code.

4. Transición energética y sostenibilidad

México se comprometió a alcanzar cero emisiones netas para 2050, lo que exige transformar operaciones tradicionales. Pemex planea reducir en 50% la quema de gas y emisiones fugitivas de metano para 2030, mientras crece la infraestructura para energías limpias:

  • 500 nuevas estaciones de servicio con enfoque multimodal (gasolina/eléctricas) para 2025.
  • 12% de participación de GNL en la matriz energética nacional para 2027.

5. Cambios regulatorios y participación privada

Tras la desaparición de la CRE, la SENER asumirá funciones regulatorias en 2025. Aunque se promueven asociaciones público-privadas, persisten retos:

  • 74,000 barriles diarios provendrán de empresas privadas en 2025.
  • 46% de contratos petroleros activos enfrentan disputas legales o retrasos.

6. Innovación tecnológica

La digitalización marca la pauta:

  • 70% de nuevas aplicaciones en el sector usarán plataformas low-code para 2025.
  • Sensores IoT reducirán fugas en ductos en un 30%.
  • Realidad virtual para entrenamiento en seguridad: implementación en 40% de campos prioritarios.

7. Dinámica de exportaciones y balanza comercial

A pesar del discurso de autosuficiencia, México exportará 892,000 barriles diarios en 2025, pero con un creciente déficit:

  • Balanza comercial petrolera: -$1,959 millones USD en enero 2025.
  • Importación de gasolinas: +23.1% interanual en 2025.

Conclusión

El futuro de la industria petrolera mexicana dependerá de su capacidad para equilibrar las urgentes necesidades de inversión con los imperativos ambientales. Mientras Pemex apuesta a proyectos de alto riesgo en aguas profundas, analistas advierten que sin una reforma fiscal que alivie su deuda ($108 mil millones USD en 2024) y mayor transparencia en el reporting de reservas, las metas gubernamentales podrían quedarse en promesas.

La transición hacia un modelo híbrido (combustibles fósiles + energías limpias) será clave para evitar una crisis energética en la próxima década.