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Cómo la industria pesquera de Perú está dominando el mercado global de harina de pescado?

Perú se ha consolidado como el líder indiscutible en la producción y exportación de harina de pescado, un ingrediente clave para la acuicultura y la alimentación animal a nivel mundial. Con una combinación de recursos naturales, gestión sostenible y avances tecnológicos, el país sudamericano aporta aproximadamente el 20% de la producción global, compensando incluso las caídas en regiones como Chile, Europa y Estados Unidos. Este artículo explora los factores detrás de este dominio, respaldado por datos actualizados y análisis de expertos.

Contexto histórico: De la crisis a la resiliencia

La industria peruana de harina de pescado ha enfrentado desafíos climáticos y regulatorios, pero su capacidad de adaptación la ha fortalecido. Tras el fenómeno de El Niño en 2023, que obligó a cancelar temporadas de pesca, el 2024 marcó un repunte histórico:

Indicador 2023 2024 Crecimiento
Captura de anchoveta (MMT) 1.68 (75% de cuota) 2.51 (96% de cuota) +49%
Producción de harina (MMT) 0.79 1.10 +39%
Exportaciones (USD) 926 millones 1,800 millones* +94%*

Estimado para 2024/25.
El restablecimiento de las capturas en 2024 no solo recuperó la producción, sino que también aseguró suministros globales en un momento crítico para mercados como China, donde el uso en acuicultura creció un 16% interanual.

Factores clave del éxito peruano

1. Gestión sostenible de la anchoveta

Perú aplica cuotas estrictas basadas en estudios científicos del Instituto del Mar del Perú (IMARPE). En 2024, se asignaron 2.51 millones de toneladas para la segunda temporada en la zona norte-centro, de las cuales se capturó el 96%. Esta disciplina evita la sobrepesca y garantiza la renovación del recurso.

2. Tecnología y transparencia

Desde 2018, Perú monitorea el 100% de su flota industrial mediante sistemas satelitales, una medida pionera en Latinoamérica. Herramientas como el Global Fishing Watch permiten rastrear 2,000 barcos en tiempo real, combatiendo la pesca ilegal y optimizando rutas.

3. Infraestructura especializada

El país cuenta con 180 plantas de procesamiento de harina, concentradas en puertos como Chimbote y Callao. Estas instalaciones operan con estándares internacionales, como la certificación MarinTrust, que asegura trazabilidad desde la captura hasta la exportación.

Impacto económico y global

La harina de pescado es el cuarto producto de exportación de Perú, generando empleo para 250,000 personas. Su influencia se extiende a mercados estratégicos:

Mercado Participación Uso principal
China 45% Acuicultura (tilapia, camarón)
Europa 30% Alimentación porcina
EE.UU. 15% Mascotas premium
Otros 10% Agricultura

En 2024, Perú compensó el 80% de la caída productiva en Chile y Dinamarca, asegurando precios estables a nivel global. Este equilibrio es vital para industrias que dependen de la harina de pescado, cuyo valor superó los USD 1,700 por tonelada en 2024.

Desafíos y críticas

A pesar de su liderazgo, la industria enfrenta retos:

  1. Contaminación en zonas costeras: Ciudades como Chimbote registran altos niveles de emisiones tóxicas por el procesamiento de anchoveta.
  2. Presión sobre la pesca artesanal: El 60% de la flota peruana es artesanal, pero recibe solo el 15% de las cuotas, generando conflictos sociales.
  3. Dependencia climática: El Niño redujo la biomasa de anchoveta en 2023 en un 40%, mostrando vulnerabilidades.

El futuro: Innovación y diversificación

Perú explora nuevas oportunidades para mantener su hegemonía:

  • Harina de pescado para consumo humano: Proyectos piloto procesan anchoveta en conservas y suplementos proteicos.
  • Tecnología de bajo impacto: Inversiones en plantas de secado al vacío reducen el consumo de agua en un 30%.
  • Colaboración internacional: Acuerdos con la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur aseguran cuotas transfronterizas.

Conclusión

Perú ha construido un modelo único que combina abundancia natural, innovación y regulación efectiva. Con una producción que superará 1.1 millones de toneladas en 2025, su papel como estabilizador del mercado global es insustituible. Sin embargo, el camino hacia la sostenibilidad total requerirá equilibrar crecimiento económico con justicia social y ambiental.